Interoperabilidad.

Desafío: El Banco Central, a través de la Circular 3.952/2019 y la Resolución 4.734, estableció un nuevo modelo operativo para el mercado de cuentas por cobrar de tarjetas, modificando las condiciones de las garantías de cuentas por cobrar de tarjetas y eliminando el antiguo bloque bancario. 

Así, se estableció que los acreditadores y sub-acreditadores deben inscribir y actualizar las cuentas por cobrar en una registradora, de manera que los registros sean visibles para todo el mercado a través de la interoperabilidad entre las registradoras. 

Lo que fue hecho: Se creó un entorno de interoperabilidad entre las Registradoras (IMFs). Este se ha convertido en un canal de compartición entre ellos para asegurar la correcta formalización en los registros de cuentas a cobrar, que conecta la información registrada por los distintos acreditadores sin necesidad de que las entidades financieras se conecten a cada uno de ellos.

Este entorno se implementó mediante una arquitectura unificada, basada en APIs de alto rendimiento, diseñada sobre microservicios escalables basados ​​en computación en la nube. 

Resultado obtenido: El intercambio de información entre empresas competidoras es raro en el mercado. Y la actitud innovadora de la interoperabilidad de datos de cuentas a cobrar de tarjetas trajo: 

• Más seguridad para los acreedores (al registrar cuentas por cobrar, es posible verificar si una determinada cuenta por cobrar ya está “bloqueada” por otra transacción financiera); 
• Mayor competitividad debido a que antes el crédito sólo podía ser negociado por el adquirente titular de la cuenta por cobrar o por el banco controlador de este adquirente y ahora cualquier participante autorizado puede tener acceso a los créditos de un determinado establecimiento comercial; 
• Expectativa de reducción de las tasas de interés de las operaciones financieras con cuentas a cobrar de tarjetas por mayor oferta de crédito.